¿Qué es la Terapia de Integración Sensorial?

Si un niño tiene una disfunción en la integración sensorial, podemos observar algunos de estos signos:

  • Presenta respuestas exageradas a determinados estímulos – hipersensibilidades (no tolera determinadas texturas u olores, miedo al movimiento o a las alturas, muy sensible a los ruidos…).
  • Le cuesta responder de forma rápida a los estímulos o a las demandas del entorno (es lento, inactivo, le cuesta reaccionar…).
  • Busca exageradamente determinados estímulos (le cuesta estar quieto, lo toca todo, corre en vez de caminar, busca sensaciones fuertes e intensas, puede parecer que desconoce el peligro…).
  • Presenta llanto o rabietas frecuentes y desmesuradas.
  • Se distrae con facilidad, le cuesta concentrarse y centrar la atención.
  • Le cuesta seguir el ritmo de los demás niños en el aprendizaje (lecto-escritura, cálculo, resolución de problemas, comprensión…).
  • Presenta dificultades de coordinación motriz (cae, choca, le cuesta ir en bicicleta, recortar, abotonarse, comer con los cubiertos…).
  • Se muestra impulsivo, descontrola la fuerza que hace, tiene un bajo control de sus reacciones.
  • Le cuesta seguir las normas, no hace caso, no tolera cambios en las rutinas, presenta problemas de comportamiento…
  • Su tono muscular es bajo y se cansa con facilidad.
  • Le cuesta hacer amistades y relacionarse con otros niños y/o adultos.
  • Presenta dificultades en el juego (no hace juego simbólico, su juego es repetitivo, poco exploratorio, no disfruta de juegos nuevos, no sabe como jugar…)
  • Le cuesta tener ideas nuevas, parece que le cuesta imaginar, crear, abstraer conceptos…
Ir al contenido